Un Lihn en mi corte,
Mientras los años se desmoronan sinceros,
Con su plegado nombre a un muro ajeno
Con sus vistas de cuatro espejos.
Descifrando, códigos de.
Antaño,
Disimulando el estoico margen de lo impuesto.
Para pasar el pie de la raya,
Y unos puñales de libros tuertos.
Yo quiero un Lihn en mi corte,
Seres sujetos a lo armado, despreciado
Desarmados inválidos videntes por las calles.
Que aun no siento: carajo!
A ellos parte de la respiración de mis días.
Yo tendré a un Lihn en mi corte,
Escribiendo, como ya decía…
Y estará a la derecha, de la pluma torcida.
Yo quiero a un Lihn en la corte,
Abnegado de negaciones,
Vomitado, sangriento y áspero.
Lo quiero en mi corte,
Tan infeliz el sublime,
Pero…
Escribiendo como,
Digno.
Santo de Corte.
“Ahora que quizás, en un año de calma,
piense: la poesía me sirvió para esto:
no pude ser feliz, ello me fue negado,
pero escribí.” (Enrique Lihn)