miércoles, 28 de octubre de 2009

Op. XXIV (Fragmento de "La rebeldía de la Razón)



Sin éxtasis,
Me incliné frente a tu adoración,
Sin mayor requisito
Para sentirme desvirginada.

El error:
Yo también,
dejé frente a la verdad,
Puñados de falsas palabras,
Fachistas
Y un manojo,
Un manojo sudado de fabulosas
Oportunidades,
En un deber nacional,
Descomunal, inter-capital.
Me deshice de la esencia.

Pero la honestidad fue insolente,
Cremó la llave del olvido,
Valentía,
Dejó las cicatrices en las comisuras,
Dejó
Corriendo por mi boca
Un Mapocho de palabras.
Santiaguinas y descontínuas,
Mal olientes.
Que se desbordan,
Y desde ese Maipo bajan,
Direccionando un corazón,
A la vida eterna.
De esa trascendencia que un poeta sueña.

Pero yo no nací poeta,
Yo no nací chilena,
No nací mapochina ni andina,
Nací persona.

Es por eso que hoy me inclino,
Frente a tu adoración
Y con mucho gusto
Le escupo la cara.

Atenea De Ninsar

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